Hablemos de abusos sexuales

Este artículo es uno de los que te cuesta escribir, simplemente por el hecho de que exista el contenido del mismo. Simplemente porque se den abusos o agresiones sexuales. Y es verdad que, en cierto modo, sigue siendo un tema difícil de tratar, pero no por ello debemos obviarlo. Más bien al contrario, debemos de trabajar sobre él, para llegar a proporcionar conocimientos a todo el mundo, con el fin de evitar que se den estos casos. Que pueda evitarse cada vez más.

Los abusos sexuales en concreto se definen como las actuaciones que, sin mediar violencia o intimidación y sin que exista el consentimiento previo de la víctima, atentan contra la libertad o la indemnidad sexual de la misma. Son hechos constitutivos de delito y están castigados en el Código Penal. Para que todo el mundo pueda entenderlo, las agresiones sexuales se diferencian de los abusos sexuales en que, en estos casos, sí existe violencia y/ o intimidación para llevar a cabo este hecho. Desde la perspectiva psicológica, afortunadamente, a lo largo de los años ha credido el interés en estudiar e investigar acerca de la comisión de abusos sexuales, y también de las consecuencias que esto tiene para las víctimas (mujeres u hombres), pero es cierto que la mayoría de ellos se centran en abusos sexuales en la infancia (ASI).

¿Por qué hablamos ahora de los abusos sexuales? Debemos aprovechar las noticias que explican los medios de comunicación para hacer visible esta realidad. Hace unas semanas que se está hablando de los abusos sexuales en la iglesia católica. No significa que los abusos sexuales solo se den en este ámbito, ni mucho menos, pero debemos aprovechar, como digo, la oportunidad de hablar siempre de ello. Y nos preguntaremos, ¿dónde tienen lugar estos hechos? Porque a muchos de nosotros nos cuesta imaginar que estas situaciones se den. Pues, sorprendentemente, la mayoría de estos hechos se dan en el ámbito intrafamiliar, es decir, por personas allegadas a la familia o en el propio núcleo familiar. Si ampliamos un poco este cerco, los datos nos indican que se dan en ámbitos donde el agresor cuenta con la confianza de la víctima. Puede ser el cura, el entrenador, el profesor, etc. Esto no quiere decir que debemos entrar en una especie de estado de alerta, ya que, según EpData, el número de adultos condenados  en 2018 por delitos sexuales en el España fue 2431. Los delitos sexuales no son los más comunes.

Si bien es cierto, los abusos sexuales o las agresiones sexuales suponen un gran impacto en la esfera psicológica de las personas que lo han sufrido. Dependiendo de la personalidad propia de cada una, las secuelas tendrán un grado u otro. Es decir, no todas las personas lo sufren por igual, de ahí la importancia de una buena evaluación psicológica que nos permita determinarlas correctamente. Existen personas muy resilientes con la capacidad de no tener ninguna secuela, pero también existen otras cuyo impacto emocional les acompañará de por vida.

Las consecuencias más comunes pueden ser:

  • el insomnio,
  • la repetición de imágenes del suceso que limitan la vida de la persona y ocasiones una elevada ansiedad,
  • una emoción de asco permanente (sobre todo hacia el propio cuerpo),
  • tristeza cronificada,
  • apatía en todas las esferas de la vida,
  • impacto en el rendimiento laboral o académico,
  • vergüenza,
  • retraimiento o aislamiento,
  • autolesiones,
  • desconfianza generalizada,
  • problemas sexuales como masturbación impulsiva, promiscuidad, conductas exhibicionistas,
  • hostilidad o agresividad…

Como podemos ver, la lista no es corta. Por esta razón, es de extrema importancia el tratamiento psicológico cuando se conocen los hechos, con el fin de iniciar una evaluación para la valoración del daño psicológico y para poder prevenir la cronificación del mismo.

Si estás leyendo esto porque has sufrido abusos sexuales pero nunca lo has confesado, ¡pide ayuda si lo necesitas! Busca un apoyo especializado en este tema, ya que es algo muy complejo y se requiere de especialistas en la materia para evitar un mayor daño. Los profesionales que hemos trabajado con personas que han sufrido abusos o agresiones sexuales sabemos lo que te ha costado tomar esa decisión, por eso nunca empezaremos a trabajar directamente aquello que te ha hecho tanto daño. No trataremos nada que tú no estés preparada/ o para hacer o para tratar. Tú serás la persona que guie la intervención, pero nosotras te daremos las herramientas para que puedas conseguir recuperarte en la medida de lo posible.

Si alguna persona te ha desvelado que ha sufrido abusos sexuales o una agresión sexual, también puedes pedir una cita de asesoramiento para saber qué hacer.

Estamos aquí para ayudarte.

 

Sandra Herreros.

Directora de Psique Positiva.

CV11204.

Trabajando desde hace más de 10 años con víctimas.

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