¿Por qué apuntar a mi hijo o hija a un taller de inteligencia emocional? ¿Por qué es importante?

Los científicos han llegado a la conclusión de que la Inteligencia Emocional no es algo innato, sino que lo amos adquiriendo durante la infancia, adolescencia e incluso se puede mejorar durante la edad adulta. Nunca es tarde pero, por supuesto, es mucho mejor tener ciertas habilidades para hacer frente a los problemas del día a día.

Esto es lo que se llama plasticidad neuronal. Los avances en la neurociencia nos indican que nuestro cerebro, o en este caso el de los niños, no para de crecer y desarrollarse hasta mediados de los veinte años, y esto depende en gran medida de las experiencias de los niños. Este periodo es determinante, ya que las influencias del ambiente actúan de manera muy potente en el cerebro, moldeando los circuitos relacionados con lo social y lo emocional. Por ejemplo, los niños que aprenden cómo relajarse cuando tienen una rabieta, desarrollan circuitos mucho más fuertes para afrontar las situaciones de estrés y nervios que otros niños. En cambio, los niños que no aprenden a manejar sus emociones, en un futuro será más probable que se conviertan en personas que se dejan llevar por impulsos, que sean más agresivos, y les cueste mucho más tolerar su frustración.

Un estudio comparó a cien estudiantes que se prepararon con un programa llamado SEL  (Social, and Emotional Learning) con otros estudiantes que no lo llevaron a cabo. Los resultados fueron sorprendentes, ya que mostraron que los que lo aprendieron, pudieron desarrollar habilidades para relajarse, llevarse mejor con los demás, y también sacaron mejores notas que los estudiantes a los que no se les preparó con dicho programa. ¿Interesante, verdad?

La inteligencia general está relacionada con la inteligencia emocional. Pero, ¿en qué sentido está relacionada?

Los seres humanos somos seres sociales. Cuando tu hijo o hija se tenga que enfrentar, por ejemplo, a su primer trabajo, no sólo va a tener que saber hacer la tarea. También será importante su comunicación con los demás, su tolerancia a la frustración, su gestión del miedo o ansiedad ante situaciones estresantes, saber decirle a su jefe o jefa qué le parece bien o con qué no está de acuerdo, etc. Y tú, papá o mamá, puedes echarle una mano desde YA en eso. 

En los primeros años de vida de tu hijo o hija, es importante que se desarrollen habilidades como el autoconocimiento, el autocontrol (sobre todo si es impulsivo o nervioso de base), la motivación, el ponerse en el lugar del otro (desarrollar la empatía), el respeto hacia los demás…. Esto es, debe aprender a conocer sus propias emociones, poder expresarlas con claridad y respeto hacia los demás (es decir, de manera asertiva), y también aprender a aceptarse y quererse a sí mismo/ a.

¡Cuánto nos hubiera gustado que nos ayudaran a nosotros con eso! Ahora tú puedes hacerlo con tu hijo/ a. No pierdas la oportunidad y apúntate a nuestro taller en info@psiquepositiva.com