¿Qué tengo que hacer cuando me rompen el corazón?

Hace unos días lanzábamos un post hablando de qué era mejor, si tomar decisiones con la cabeza o con el corazón. 

Si estás pensando que “eres una persona débil” porque no superas una ruptura, porque no sabes qué hacer después de que te hayan roto el corazón, porque sigues pensando en la otra persona, porque te estás planteando retomar la relación después de todo, o incluso ya lo has hecho… ¿Sabes qué? Hay muchas personas como tú leyendo este artículo ahora mismo. Todas las personas hemos pasado por una época de sufrimiento en relación a una pareja. Pero, ¿qué es lo que tengo que hacer cuando me rompen el corazón? ¿Está bien retomar la relación, aunque sepa que me hace daño? ¿Está bien no retomarla a pesar de sentirme muy mal? Vamos a intentar resolver estas dudas que todas las personas nos planteamos alguna vez.

Nuestra mente intenta siempre categorizar o entender las cosas que nos pasan en la vida. Por tanto, los estudios científicos han reflejado que hay diferentes tipos de pareja en función de la combinación de 3 elementos: el compromiso, la intimidad y la pasión. Hablando de forma simplificada, si combinamos un escaso compromiso, con una baja intimidad pero una pasión elevada, obtendremos una relación que cotidianamente entendemos como “amigos con derecho”. Esta relación no tiene por qué ser mejor o peor que otras. ¿Sabes de qué depende? De tus valores sobre la pareja. De lo que busques. De lo que quieras en un momento determinado de tu vida. De lo que, en definitiva, te haga sentir bien en ese momento. 

Imagina ahora que decidiste hace tiempo empezar a conocer a una persona. En este punto, y sobre todo cuando nos ha hecho daño, tenemos que intentar echar la vista atrás y reflexionar sobre sí aquellos valores que yo necesito se han ido cumpliendo con el tiempo. Es posible y probable que ocurriera al inicio de la relación, pero es importante que conforme pasa el tiempo, estos se cumplan o mantengan. Podemos hacernos las siguientes preguntas:

  • Si al principio todo era bonito, ¿cuándo empezó a torcerse? 
  • ¿Cuándo empecé a sentirme mal?
  • Si no lo tengo claro, ¿qué es lo primero que recuerdo que me hizo sentir mal? ¿He olvidado ese suceso? ¿qué me ha provocado? (me ha provocado miedo, desconfianza, inseguridad…)
  • ¿He comunicado estas emociones a mi pareja y aún así no las ha cambiado?
  • Estos hechos que han ocurrido, que han ido haciendo mella en mí, ¿se han repetido en el tiempo o ha ocurrido una vez?
  • En el caso de que se hayan repetido, ¿cuántas veces creo que seré capaz de soportar que se repitan? 

¿Qué conseguimos con estas preguntas? Hacer un balance entre la emoción y la razón. No tiene por qué ganar ninguna de las dos de forma generalizada. Cada relación y cada momento de la relación son únicos, y por tanto merecen una reflexión sobre qué decisión tomar. Por eso nunca podemos decir que “la razón es mejor que el corazón”, o viceversa. Si tomamos decisiones siempre desde las emociones, es posible que nos dejen arrastrar por patrones automáticos que ya hemos llevado a cabo en el pasado, y que quizás no nos han funcionado. Si por el contrario tomamos decisiones totalmente racionales, es posible que abandonemos relaciones de forma demasiado apresurada por evitar circunstancias que anticipamos, y que quizás nunca se den.

Evidentemente, dentro de la toma de decisiones tienen que incluirse otros factores, como la actitud y el deseo de la otra persona, la implicación de la misma, etc. Si estás en esta tesitura y no sabes tomar una decisión tú solo o sola, puedes solicitar ayuda profesional. Podremos guiarte en la toma de decisiones. 

Acuérdate: ¡Ni cabeza, ni corazón! ¡Equilibrio!

 

Entradas recientes
0
Abrir chat
1
Escanea el código
Hola ¿En qué podemos ayudarte?